Cuento II

(…)

Ese día en que cogió su baúl, sus enaguas y su gorro de pirata, ocurrió el maravilloso (o fatal) encuentro. Esos escasos segundos en los que la decisión de un sí o un no pueden cambiar el curso de tu vida. O del resto de tu vida (depende de lo que sea toda una vida para ti). Y claro, nuestra famosa pirata ante esa decisión, no sabía muy bien si enterrar la cabeza o echar a correr sin baúl.

Atlántico desde Adormideras, A Coruña.

Atlántico desde Adormideras, A Coruña.

Pues para sorpresa de toda la gente normal, de esas que solo tienen aspiraciones en tierra y no tienen ansias por surcar los mares, de esas que no compran chuches y miran mal a los piratas recién llegados, la pirata, llamémosle a partir de ahora .M., decidió afrontar su pasado. Normalmente, la gente afronta su presente, o incluso los más valientes le plantan cara al futuro. Pero .M. tenía cuentas pendientes que arreglar.

Estas cuentas pendientes no dependían de una pelea, ni de una apuesta ni de un ajuste de cuentas. Su cuenta pendiente era con un pasado. Cuando digo un pasado, me refiero a una persona no a un momento. Aunque claro, una persona lleva muchos momentos a sus espaldas de las cuales no se puede desprender. Y cuando digo una persona, me refiero a un hombre. Un pirata. A lo que más miedo le puede tener una pirata, y más si se llama .M. es encontrarse con otra persona igual que ella; que sabe cuando miente, cuando hace trampas y cuando está diciendo todo lo contrario a lo que piensa. Porque claro, una pirata y más si se llama .M. no le tiene miedo a nada.

Y visto lo visto, eso de a nadie, hablando de .M. me lo voy a ahorrar.

Los pensamientos surcaron la cabeza de .M., miedos pasados, buenos momentos que acabaron en lágrimas (de las bonitas)… hasta le pasaron por la cabeza recuerdos del futuro, que estaba segura que pasarían si tomaba la decisión correcta.

Y tomó una decisión.

…Continuará…

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